domingo, 27 de diciembre de 2009

Lucy Gómez: una breve descripción


A sus trece años los maestros la consideran más madura que el adolescente promedio. Eso se debe a que para ella la escuela no es más que un ejercicio de teatro: todo lo que suceda durante esas cinco horas dentro de esa caja nada tiene que ver con ella. De hecho se ha hecho bastante buena en eso: ha trabajado muchos años para ser invisible. No tiene amigos allí, tampoco enemigos, buenas notas, pero nada sobresaliente. Nadie allí es lo suficientemente genial como para conocer sus secretos. Por ejemplo, su compañera de banco jamás sabrá que Lucy Gómez examinaba cuidadosamente las empanadas para elegir la que estuviese más rota. Lo mismo con los chocolates: los medio derretidos y con el relleno afuera la vuelven loca. Son infinitamente más ricos que los sanos, todo el mundo lo sabe.

Al mediodía prepara su almuerzo según las indicaciones que ha dejado su hermana mayor en la pizarra blanca. Para cocinar las cosas más sencillas se pone un delantal a cuadros y un sombrero de chef que había pertenecido a un disfraz. Juega a conducir un programa de cocina, inventa aderezos para ensaladas y come frente a la tele.

Rara vez hace la tarea, aunque sus profesores jamás lo sospecharán. En vez de eso, se acuesta en su cama con las cortinas bajas y juega a que sus dedos son arañas que trepan por las paredes. Cuando se aburre le habla al espejo y llora pensando en la posible muerte de su gato. Es que a Lucy le gusta hacer cosas raras. Como maquillarse y pintarse mechones de pelo con máscara de pestañas azul. O decorarse las uñas con flores, ponerse un bigote de mentira y cantar como Freddy Mercury.

Cuando está triste hace muffins con la mezcla de bizcochuelos que se compra en el supermercado. Si está muy triste les hace un hueco y les pone dulce de leche adentro.

Lucy Gómez se hace trenzas en el pelo y las desarma para que le quede el pelo inflado. Junta plumas y se arma coronas, se pone un camisón con flores y unos anteojos gigantes. Juega a que es una de esas señoras de la tele, que va por el mundo probando quesos y vinos. Le gusta leer novelas gordas, pero nunca puede resistir la tentación de leer la última carilla antes que nada. En su cuarto, pinta un mural con frases que escucha en canciones y le gustan. Lo cubre con un poster de los Beatles, pero cuando no hay nadie en casa se queda horas viéndolo y perfeccionándolo. Lucy colecciona lapiceras de hoteles que le trae su mamá, que vieja mucho.

Cuando sea grande Lucy Gómez va a ser escritora, bailarina, paleontóloga, directora de cine, periodista de política internacional, cocinera, profesora de biología, manager de una banda de rock y peluquera.


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